
Coches, peatones, patinetes y bicicletas: la necesidad de una seguridad vial para convivir
El 59% de los españoles considera que la concienciación sobre las normativas de micromovilidad aún no es suficiente. A pesar de que los Vehículos de Movilidad Personal (MVP) como los patinetes eléctricos ya son un denominador común en la vida urbana, los accidentes por falta de conocimiento de las normas más básicas siguen en ascenso. El futuro de la multimodalidad pasa por el impulso de la seguridad vial.
Un motorista viaja por una carretera. El clima es húmedo, hace poco que paró de llover. Su compañero se aleja más adelante y se encuentra con un camión que le entorpece el camino. Se dispone a adelantar, consciente de que hay poca visibilidad, y, en cuanto se incorpora al carril contrario, se encuentra con un camión frente a él. Todo se congela en el microsegundo previo a que ocurra el trágico accidente: el motorista sale de su cuerpo, ve la escena desde fuera y respira agitado. Por mucho que mire alrededor, no encuentra la forma de esquivar el desenlace.
Esta historia es ficticia y corresponde a un vídeo 3D que se ha viralizado recientemente en internet, pero representa unas cifras trágicas: de 365 días en el año, se han registrado fallecidos en accidentes de tráfico en 340. Dicho de otro modo, el año pasado solo hubo 25 días sin víctimas. Son cuatro días más que en 2022, pero la Dirección General de Tráfico (DGT) contabilizó en 1.145 las personas fallecidas en 2023, un número que se mantiene estable en el tiempo.
La siniestralidad va mucho más allá del uso de vehículos privados y motocicletas. En un mundo que avanza hacia desplazamientos más sostenibles en las ciudades, la multimodalidad –el uso combinado de diversos medios de transporte para llegar a cualquier destino en menos tiempo, con menos gasto y emisiones más compensadas– también necesita añadirse a la ecuación de la seguridad vial si queremos construir metrópolis más saludables.
Entender que los desplazamientos a pie, en bicicleta o con patines son soluciones multimodales básicas pasa por ser conscientes de hasta qué punto es necesario promover su buen uso. Según la Dirección General de Tráfico y un análisis en profundidad realizado por la Fundación Mapfre, tan solo en 2022, 320 personas se vieron involucradas en siniestros con vehículos de movilidad personal, cifra que se ha mantenido en alza desde la pandemia. La mitad de las lesiones graves fueron provocadas por una colisión, mientras que el 19% respondieron a caídas y el 9% a atropellos.
Si queremos construir ciudades más habitables es fundamental impulsar una seguridad vial que, de momento, suspende en la coexistencia de los coches con los peatones, los patinetes y las bicicletas. Según un estudio publicado por la app de movilidad Freenow con motivo del Día Mundial de la Seguridad Vial, cuatro de cada diez españoles no se sienten del todo seguros ante la multimodalidad de sus ciudades y consideran urgente concienciar sobre las normativas de la micromovilidad.
De hecho, el 73% desconoce la normativa de los patinetes eléctricos, una cifra que ha aumentado 13 puntos desde el año pasado y que cobra más sentido acompañada de otra: los accidentes mortales con este tipo de vehículos aumentaron un 37% en 2023, con Cataluña como la comunidad con mayor número de fallecidos, seguida de Andalucía. Además, solo el 39% conoce la normativa sobre los coches compartidos mientras que el dato de las bicicletas y motos eléctricas se sitúa en un 36% y 32%, respectivamente.
Más concienciación, mejores infraestructuras
Las prisas, la falta de paciencia y las distracciones pueden llevarnos a cometer infracciones cuando vamos a bordo de un patinete o una bicicleta. Somos muy conscientes de los riesgos al conducir en coche o en moto pero, a veces, nos olvidamos cuando nos desplazamos en transportes alternativos que no alcanzan una velocidad tan alta, envolviéndonos en una sensación de falsa seguridad. Pero nada más alejado de la realidad.
«Viajaban dos personas en el patinete». «Iban sin casco a una velocidad de 40 km/h». «Circulaba hablando por el móvil». Estas son algunas declaraciones que aparecen en los siniestros analizados en el Análisis de la siniestralidad de vehículos de movilidad personal 2023, lo que prueba que la transformación clave se encuentra en ser conscientes de las normas básicas de circulación. Esto es especialmente relevante en el caso de los jóvenes, que son las principales víctimas de las lesiones al desplazarse en VMPs (un 60% tenían entre 15 y 34 años).
El otro pilar de una mejor convivencia de la multimodalidad es la mejora de las infraestructuras: un 57% de los entrevistados considera que en las ciudades hacen falta más carriles exclusivos para este tipo de vehículos, con Madrid a la cabeza de las urbes donde se identifica esta demanda. De hecho, aún hoy se siguen produciendo siniestros en aceras y zonas peatonales, a pesar de que esté prohibido circular por ellas.
El primer paso para resolverlo radica en habilitar más kilómetros de carriles bici. Sin embargo, la variedad de carriles y su discontinuidad suponen hoy toda una odisea para ciclistas y usuarios de otros vehículos pequeños. Así, como demuestran los datos, cuanto más grande es el municipio, menos kilómetros de carriles bici hay disponibles: mientras una ciudad de más de 250.000 habitantes cuenta con un 76% de vías ciclables, en municipios de menos de 50.000 habitantes la cifra asciende al 90%. Por ejemplo, en Madrid hay casi 700 kilómetros ciclables, pero se dividen entre ciclocarriles, arcenes o circuitos de ocio, vías que según los expertos no son válidas para la movilidad cotidiana.
Mientras tanto, la Dirección General de Tráfico ya ha publicado un manual donde recoge las principales normas para los vehículos de movilidad personal con el objetivo de impulsar la concienciación y reducir los siniestros. De forma resumida, no pueden circular por las aceras y tienen prohibida la circulación en vías interurbanas, travesías, autopistas, autovías o túneles urbanos.
Respecto al alcohol al volante, los conductores están sometidos a las mismas tasas máximas permitidas por la Ley de Seguridad Vial, así como a la prohibición de conducir habiendo consumido drogas. Además, la reciente Ley de Tráfico les obliga a utilizar casco de protección donde se determine. Tampoco pueden llevar auriculares puestos, ni usar el móvil u otros dispositivos cuando van conduciendo. Normas, todas ellas, necesarias para convivir de forma más segura y sostenible en la ciudad.